Cualquiera calificaría el hecho de pueril y lo tendría por juego de niñas, o a lo más, por un simple acto de piedad y religión, pero sin trascendencia alguna.
Esta niña, sin embargo, no cesará de gritar a los hombres: “¿siendo tan pequeña agradé al Altísimo!”.
No nos encontramos ante una puerilidad o un juego de niñas, bien que hay de por medio una niña. Una niña es la protagonista en la Presentación, más una niña singular; una niña providencial, una niña prodigio. Una niña que llegará a la cumbre inaccesible de la Divina Maternidad.
La Presentación de la Virgen María es de suma importancia. Merece pues que todos le prestemos atención. Sí Jesús es el grano de trigo que, enterrado y muerto, produce mucho fruto, María vine a ser como el grano de mostaza que enterrado en el huerto del Santo Templo y muerto al mundo esta llamada a producir fruto abundante.
María en su Presentación así, pequeñita, es como el granito de mostaza depositado por Dios en el huerto del Santuario, pero que al germinar crece y se desarrolla considerablemente, haciendo brotar ramas de grandeza y virtudes transformándose en árbol gigantesco bajo el que se cobijan y amparan las generaciones.
Extracto del libro «Espíritu y finalidad de las Hermanas Presentacionistas»: Pbro. Alejandro María Moreno García fundador.