Los padres son los primeros educadores de sus hijos, y esta es una verdad indiscutible. Son ellos, quienes acompañan los primeros pasos de los niños en su descubrimiento del mundo que los rodea. En este proceso, también son los encargados de introducirlos en el camino de la fe: les enseñan a hablar con Dios, a agradecer por el don de la vida, la salud, la familia, y tantas otras bendiciones. Asimismo, los orientan para reconocer los errores, pedir perdón…
Sin embargo, cuando los hijos alcanzan el uso de razón, corresponde a los padres dar un paso más e inscribirlos en la catequesis parroquial, para que su formación en la fe continúe de manera más profunda y estructurada, dentro de la comunidad eclesial.
La catequesis parroquial es un proceso de formación integral en la fe, que abarca tanto el conocimiento bíblico y doctrinal como el crecimiento personal en la vida cristiana. Es una etapa de maduración espiritual, donde se profundiza en el conocimiento de Dios, de la Iglesia y de la comunidad parroquial a la que se pertenece.
La pastoral catequética desempeña un papel esencial en la transmisión y el fortalecimiento de la fe, constituyéndose como un pilar fundamental para la evangelización y la formación integral de los fieles.
Por todo ello, es indispensable que padres, catequistas y comunidad parroquial, trabajemos en comunión para acompañar a los niños y jóvenes en su camino de fe. La familia siembra la semilla, la catequesis la cultiva, y la comunidad la hace crecer. Solo así se podrá formar discípulos comprometidos, que vivan y testimonien el Evangelio con alegría y convicción en medio del mundo.